Viernes, 1 de Abril del 2016
Al igual que ayer, empiezo mi jornada a las 8.00 de la mañana. A esa hora todavía no hay mucha actividad, más que dos que aún duermen y uno que ya empieza a dar guerra después de despertarse con mi llegada. Vaciamos los cubos de juguetes y piezas para que se entretengan los que vayan llegando. Hoy ha habido menos niños que ayer en toda la jornada en general, por lo que la tranquilidad era mayor. Más que tranquilidad, no había tanto alboroto.
A las 9.30 aproximadamente, cuando ya han llegado todas las demás educadoras, cada una marcha a su clase con sus respectivos alumnos. En el aula en la que me quedo yo estos primeros días, cantamos unas canciones y repasamos los animales, ya que es el tema que estamos trabajando.
Después de estas actividades de distensión y a la vez de relajación tras el juego libre, que suelen terminar hiperactivos, nos quedamos todos sentados, bebemos un poco de agua y desayunamos.
A eso de las 11.00 nos vamos al aula de las manualidades, en la que aprendemos una nueva técnica de pintura: los pinceles. Hacemos dos dibujos: uno en el que, sin mezclar los colores, tenemos que pintar en el folio con todos los colores que hay para elegir, pidiéndolos por su nombre (rojo, amarillo, verde y azul); el otro dibujo trata de ir mezclando los colores para averiguar que colores salen de las mezclas (salen el verde de nuevo, el naranja, el marrón...). Los ponemos a secar y nos vamos a lavar las manos.
Son aproximadamente las 12.00 del mediodía, hora de empezar los turnos de comida. Pero antes pasamos por el baño los que ya no llevan pañal y los que llevan se los quitamos y tratamos de que hagan algo en los orinales, para ir aprendiendo el hábito. Al terminar, los que tengan que ir a comer en el primer turno van, y los que esperan a otro turno o no comen en la escuela, van al patio interior a jugar.
Aproximadamente a las 15.00 ya no quedan apenas niños. Unos se han marchado a casa, otros están durmiendo la siesta... Como ya no hay mucha faena, me dicen que puedo marchar, que ya no hay apenas nada que hacer y que las que se quedan son suficientes para llevarlo bien.
Cada día salgo más contenta, los niños llenan de mucho amor, pero te agotan la energía entera en un abrir y cerrar de ojos.
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